Hoy 23 de abril, fecha en la que se celebra internacionalmente el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, quiero compartir uno de los libros más bellos y significativos que conozco. No es un best seller ni una novedad literaria, ni siquiera es una novedad. Es una escultura de metal cortado con láser, de apenas medio metro de altura, realizada hace un par de años por el artista estadounidense David Kracov (Boston, 1968) como tributo a la extraordinaria vida, al trabajo y a la figura del rabino Yossie Raichik, antiguo director y presidente de Chabad's Children of Chernobyl (CCOC), la única organización en el mundo que evacua de forma permanente, trata y asiste a los niños enfermos que sufren los efectos devastadores de la explosión atómica de la planta nuclear de Chernobyl. Su nombre es "El Libro de la Vida".
Concebida por este artista, escultor, pintor y animador, como una de sus creaciones más personales y uno de los mayores honores de su carrera, El Libro de la Vida contiene en sus páginas, pintados a mano, poemas, fragmentos de diarios y canciones, escritas por niños que murieron en Auschwitz, palabras que se convierten en una colorida nube de mariposas que escapan del libro volando llenas de vida.
El Libro de la Vida incluye también el famoso poema póstumo "La mariposa" escrito en un pedazo de papel por el niños checoslovaco judío Pavel Friedmann, quien tenía 13 años cuando escribió el poema en el campo de concentración de Terezín, Theresienstadt.
La mariposa
La última, por cierto la última,
Tan rica, brillante, deslumbrante amarilla,
Tal vez si las lágrimas del sol cantaran
Sobre una piedra blanca…
Así, tan amarilla
Se eleva lentamente hacia lo alto.
Quiere irse, estoy seguro, porque quiere
Besar al mundo, adiós decirle.
Siete semanas aquí he vivido
Encerrado dentro de este ghetto,
Pero aquí encontré a mi pueblo.
Los amargones me llaman
Y las castañas blancas lucen en el patio.
Sólo que,nunca vi otra mariposa.
Esta mariposa fue la última.
Las mariposas no viven aquí,
En el ghetto.
Las mariposas, seña de identidad de las esculturas de David Kracov, representan a todos y cada uno de los 2.547 niños a los que Yossi Raichik ayudó a escapar del desastre nuclear de Chernobyl dándoles una nueva vida, y simbolizan, en la obra del artista, la fragilidad, la inocencia, la delicadeza y el valor de la infancia, quedando con ellas patente nuestro deber y nuestra responsabilidad de proteger y cuidar a los niños de todo el mundo. En la página web de David Kracov podéis leer más sobre su biografía, su interesante trayectoria, su arte y sus impresionantes y emotivas esculturas, sus valores y sobre su solidaridad con la infancia.
Porque leer es vida, homenajeemos en esta fiesta mundial al libro y a todos aquellos que trabajan para que este llegue a toda la humanidad. Porque millones de personas, en especial mujeres y niñas, están excluidas injustamente de su derecho a la educación y viven en condiciones de analfabetismo, sin escolarizar, apostemos por la alfabetización, por el derecho a la educación de calidad para todas las personas y por el compromiso de erradicación del analfabetismo. Un libro es una oportunidad, un libro es vida !!
«...Nuestra finalidad está clara: alentar a los autores y artistas y velar por que la alfabetización y los formatos accesibles lleguen a más mujeres y hombres, porque los libros son nuestras herramientas más poderosas para erradicar la pobreza y construir la paz.»
Sra. Irina Bokova, Directora General de la UNESCO
ME parece una escultura fantástica tanto en la forma como en lo que lleva dentro. Tantas cosas...
ResponderEliminarSí, a mi también me lo parece, que buen trabajo !! Muchas gracias Beatriz.
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