¡¡ Mira que existirán variedades de panes a lo largo de toda la geografía mundial !! De todo tipo, de todas clases, elaborados con diversas harinas, con distintas formas y con diferentes modos de cocción. Y todos están, o estarán, pienso, porque no los he probado todos, bien buenos. Hasta los panes “malos”, esos que venden en supermercados o tiendas bazares, ultracongelados, precocinados y de poca calidad, me parece que están ricos (sobre todo si están acompañados de un poquito de jamón o cualquier otra cosilla para picar) al menos para mí, que soy una apasionada del pan.
Me encanta el pan, cualquier tipo de pan y hasta me atrevo a hacerlo en casa, a mano y a máquina. No me sale demasiado mal para no ser una experta panadera, bastante comibles y con muy buena pinta todos los que he cocinado hasta ahora. No lo hago todos los días, que ya me gustaría, porque elaborar pan casero lleva su tiempo y no dispongo a diario de esas horas que requiere el levado y el horneado de la masa, pero lo que sí tengo a diario es mucha hambre de pan, pero que mucha !!
Me encanta el pan, cualquier tipo de pan y hasta me atrevo a hacerlo en casa, a mano y a máquina. No me sale demasiado mal para no ser una experta panadera, bastante comibles y con muy buena pinta todos los que he cocinado hasta ahora. No lo hago todos los días, que ya me gustaría, porque elaborar pan casero lleva su tiempo y no dispongo a diario de esas horas que requiere el levado y el horneado de la masa, pero lo que sí tengo a diario es mucha hambre de pan, pero que mucha !!
El pasado miércoles fue el Día Mundial del Pan (World Bread Day). Desde hace 14 años se celebra el día del pan el 16 de octubre para promocionar el valor del pan como alimento esencial en la dieta variada y saludable y promover su consumo. No estoy muy segura de que sean 14 años, ya que no he podido encontrar la fecha exacta de la primera celebración de este día, pero creo que el primer día mundial del pan que se celebró fue en 2006 y fue promovido, según multitud de páginas web que he consultado, por la Federación Internacional del Panadero, organización que tampoco he encontrado como tal y a la que solo encuentro referida como la Unión Internacional de Panadería y Panadería Pastelería (UIB). Lo digo porque a mí me gusta siempre llamar a las cosas por su nombre: al pan, pan, y al vino, vino.
La Unión Internacional de Panadería y Panadería Pastelería, (Union Internationale de la Boulangerie et de la Boulangerie-Pâtisserie, International Union of Bakers and Confectioners) tiene su sede en Madrid, en la sede de CEOPAN, la Confederación Española de Organizaciones de Panadería, que es una Asociación Patronal, sin ánimo de lucro, que integra en su seno a las 52 Asociaciones y Gremios de fabricantes y expendedores de Pan Tradicional existentes en España y que tiene entre sus objetivos la promoción del consumo de productos de panadería. La UIB, que agrupa 29 países, otros 10 observadores, unas 300.000 empresas y alrededor de cuatro millones de trabajadores en todo el mundo, organiza todos los años, el día 16 de octubre, el Día Mundial del Pan, con multitud de eventos y actividades en muchas localidades, para resaltar la importancia del pan en cualquier dieta de alimentación equilibrada.
No hace falta que sea el Día Mundial del Pan para hornear pan en casa, ni siquiera que sea el Día del Pan Casero que se celebra desde los años 80 en EEUU el 17 de noviembre, lo que ocurre es que yo aprovecho cualquier celebración para celebrar cualquier cosa. Nadie necesita ninguna habilidad especial ni ninguna excusa para cocinar un pan casero, ni Navidad, ni Semana Santa, ni ninguna otra fecha señalada, pues el pan es un alimento básico, muy nutritivo que se come a diario en cualquier cultura desde tiempos inmemoriales. Su elaboración es conocida desde la prehistoria y en todas las civilizaciones. Además se cree que es uno de los primeros alimentos elaborados de la historia de los alimentos. En un principio solo era una masa de cereales machacados y agua, pues no se conocía aun la harina refinada, cuyo invento, el del pan en sí, algunas anécdotas refieren como casual, pero el pan siempre ha estado ligado a la evolución del hombre y es por ello que ha llegado a nuestros días en un formato más elaborado, con legislación propia y con toda una industria panadera detrás que convive con el furor del pan artesano y las formas artesanales y tradicionales de hacer pan.
PAN DE CALABAZA (panecillos):
El pan es en esencia una mezcla de harina, agua, levadura y sal, amasada, fermentada y horneada. Pero a este pan que comparto hoy le he incorporado otros ingredientes. Como estamos en otoño, aunque casi no lo parezca, he añadido calabaza, uno de los productos otoñales por excelencia, y el resultado ha sido sabrosísimo. La calabaza le ha dado al pan un sabor único. Es la primera vez que hago estos panecillos tan esponjosos y la receta que he seguido es la que ha publicado en youtube el canal Miel House (gracias desde aquí por compartir este vídeo tan claramente explicado) Y la he seguido tal cual, solo con un par de variaciones: aunque me gusta meter las manos en la masa lo amasé en la amasadora y también bajé un poco el tiempo y la temperatura del horneado porque veía que se me quemaban. ¿¿ Me podían haber quedado mejor ?? Pues sí, al menos me han quedado menos penosos que las fotografías que acompaño, que cada vez las hago con más prisas y menos cuidado, pero como están tan buenos los repetiré muchas más veces.
INGREDIENTES:
Para el Fermento:
- 125 ml o media taza de leche, a temperatura ambiente
- 5 gramos de levadura seca de panadería
- media cucharadita (de las de postre) de harina
- media cucharadita (de las de postre) de azúcar
Para la masa:
- 450 gramos de harina de múltiples usos, tamizada
- 150 gramos de calabaza cocida, asada… en puré
- 1 huevo
- 2 cucharadas de aceite
- 1 cucharadita de azúcar
- 1 cucharadita de sal
1. Empezamos preparando un fermento en una taza o cuenco con 125 mililitros de leche a temperatura ambiente, 5 gramos de levadura seca de panadería, media cucharadita de harina y otra media de azúcar. Remover, tapar con papel film y dejar reposar unos 15 minutos aproximadamente o hasta que fermente.
2. En un bol disponer el puré de calabaza, que puede ser asada o cocida (yo la hice en el microondas: cortada en dados, tapada con papel film un poco pinchado, 5-10 minutos según la cantidad y luego pasada por la minipimer), dos cucharadas de aceite, 1 huevo entero y una cucharadita de azúcar. Mezclar bien.
3. En el propio vaso de la amasadora (tipo Kitchen Aid) poner los 450 gramos de la harina tamizada. En el centro hacer un pequeño hueco para echar la mezcla de la calabaza y el fermento. Añadir también una cucharadita de sal pero en los bordes del recipiente, sobre la harina, que no toque los otros ingredientes. Ligar un poco con las manos o con una espátula y amasar unos minutos en la amasadora.
4. Cuando la masa esté ya lista sacarla del vaso de la amasadora, hacer como un bollo de forma redonda y dejarla reposar para que leve alrededor de una hora. Si la cocina está muy fría pues un poco más. Es una masa muy elástica y pegajosa, hay que ayudarse un poco enharinándonos las manos.
5. Una vez levada la masa a continuación hay que sacarla del bol, hacer una especie de rulo con ella y partirla en porciones. Yo hice 10 porciones y quizá quedan algo grandes, mejor hacerlas más pequeñas que creo que quedaran más bonitas y más redonditas. Con cada una de ellas hacer un bollito dándoles forma redondeada, disponer en la bandeja del horno sobre un papel sulfurizado y aplastarlas ligeramente con la mano. Con unas tijeras enharinadas realizar unos pequeños cortes, 8 cortes, para hacer las estrías de la calabaza y dejarlas levar por segunda vez en la bandeja una media hora, tapadas con un paño que no pese para permitirlo. Una vez que hayan levado, con la ayuda de un dedo se les hace un pequeño hundimiento en el centro.
6. Hornear 15 minutos en el horno precalentado a 220 grados centígrados. Como dije antes, bajé un poco la temperatura y también un par de minutos en la segunda hornada (siempre que hago algo por primera vez intento hacer una prueba primero) porque vi que se me estaban tostando mucho.
7. Sacarlas del horno y untar un poco de mantequilla por la superficie para que se quede más blandita.
8. El resultado son unos bollitos de pan con sabor a calabaza muy tiernos y esponjosos, ideales para hacer en cualquier momento, de una manera bastante rápida, y perfectos para fiestas o meriendas de Halloween.
Si te ha gustado esta entrada puedes comentar, compartirme en tus redes sociales con los botones de aquí abajo o regalarme un "megusta". Aún no sigues mi página de facebook ??
GRACIAS !!
No hay comentarios :
Publicar un comentario