La receta de estas galletas de maicena y leche condensada es tan corta y sencilla de preparar que he tenido que ponerme a buscar algo acerca del origen de las calaveras mexicanas y de la fiesta del Día de los Muertos, que se celebra el 2 de noviembre en México, para poder escribir algo en esta entrada sobre esta forma que yo las he dado, porque realmente no tenía mucho más que contar de ellas salvo que son unas galletas deliciosas.
¿¿ Algún día escribiré un post con 4 líneas ?? No lo creo. Me resulta imposible. En casi todos los postres o recetas que he realizado, publicar la receta ya me lleva escribir unos cuantos párrafos indicando los ingredientes y los pasos a seguir para que esta salga lo mejor posible. Pero esto, sea mucho o poco, me gusta además que vaya acompañado siempre de unas cuantas líneas sobre origen y tradición de la receta, si es que lo tiene, o sobre alguna anécdota personal que vaya al caso. Estas galletas que he preparado hoy están inspiradas en las calaveras de azúcar con forma de cráneo que son, junto al Pan de Muertos, uno de los símbolos más reconocidos de las celebraciones del Día de los Muertos que se extienden durante varios días, a principios de noviembre, en todo México. En estas fechas en las que la muerte se celebra con un sentido totalmente distinto a como se viven en España los duelos a nuestros difuntos, llevando flores a los cementerios en la festividad del Día de Todos los Santos, todo se llena en ese país de color y alegría para recordar a los seres queridos fallecidos.
Las calaveras de azúcar tan populares en la celebración mexicana del Día de los Muertos no tienen un origen desconocido aunque sí incierto. Existen desde antes de que llegara al Nuevo Mundo el cultivo del azúcar procedente de Europa, aunque se realizaban con otros ingredientes, y en la forma en la que se las conocen y se preparan actualmente se cree que desde el siglo XVII. Parece que en las culturas mesoamericanas era una práctica común conservar los cráneos como trofeos y utilizarlos en determinados rituales. Estos rituales permanecieron hasta la llegada de los colonizadores europeos "católicos" pero fueron prohibidos por estos por razones religiosas sin embargo, como el azúcar empezó entonces a ser un recurso muy abundante y como los colonizadores traían también ritos propios sobre sus difuntos que mezclaron con los encontrados, se cree que se comenzaron a realizar las calaveras de alfañique, un caramelo de pasta de azúcar de caña, para celebrar esta festividad. Las calaveritas se convirtieron en un símbolo para representar al muerto que había dejado el mundo y así en estas fechas, en muchos lugares de México se ponen desde entonces altares con comida y bebida, flores, papeles picados, velas y calaveras con los nombre de los difuntos porque se cree que los muertos regresan este día para disfrutar de estas ofrendas. Además de este carácter de "ofrenda", las calaveras de azúcar también se regalan durante esta festividad con el nombre de la persona a la que va destinada escrito en la parte superior y es una forma de decirle que lo único seguro que hay en la vida es la muerte. Hoy en día es difícil encontrar una fabricación artesanal de los cráneos de azúcar porque, por su popularidad, se ha masificado e industrializado, extendiéndose la producción a otros artículos como galletas o chocolatinas.
Volviendo a la receta, ya solo el título lo dice casi todo: maicena y leche condesada (mmm...con lo que me gusta, esto promete!!). Dos ingredientes asequibles que junto con otros tres básicos de repostería, una yema de un huevo, mantequilla y azúcar glass (no imprescindible esta última) mezclados y amasados a mano, dan como resultado, en la forma en que se quiera preparar, unas galletas sorprendentes, buenísimas, diferentes, blancas blanquísimas, con una textura fina y del todo espectaculares. Alguien pensará que soy muy exagerada o que me gusta demasiado la repostería. No. Buscad cualquier receta de las muchas que hay sobre ellas y veréis que todo el mundo dice lo mismo. A todo esto añado yo que se funden en la boca con una cremosidad sin igual, al menos templadas. Con los restos de la masa que sobraron tras hacer las calaveras, hice unas bolitas que horneé a la vez y que me comí nada más sacarlas del horno. No podía esperar a que se enfriasen. Además tenía que escribir sobre ellas, ¿¿ no ??
Tenía ganas de hacer estas galletas desde hace mucho tiempo pero siempre recurro a lo seguro y hago las de mantequilla. La receta que publicó hace unos años el blog "Kanela y Limón" (no sé si fue el primero o de los primeros en hacerlo), y que yo descubrí mucho después, fue muy difundida y repetida, pero yo nunca encontraba el momento o la ocasión. Ahora, pensando que hacer como golosina para mis niños estos días por halloween (sí, soy de las que me gusta halloween y sobre todo sus dulces, ¿¿...y??) necesitaba realizar algo diferente a las calabazas, arañas o dedos cortados sangrientos propios de esta festividad "importada", de los que ya estaba algo cansada. Fue así que me acordé y recurrí a ella.
El motivo principal de elegir estas galletas fue su color blanco. Dada mi poca habilidad con la glasa real y con la manga pastelera, se me ocurrió que en vez de llenar con glaseado blanco la superficie de unas galletas planas con forma de cráneo y sobre ella dibujar con otra glasa de colores los motivos decorativos de las calaveras, prefería hornear unas vistosas galletas de color blanco, o lo más blancas posibles, y resolver el tema del colorido de cualquier otra forma. Así que manos a la obra, horneé estas galletas de "Maizena" y leche condensada que se preparan de una manera muy fácil y rápida y que no se doran al horno por lo que quedan blancas y preciosas, y pinté después, una vez frías, con un pincel fino y un ligero glaseado de azúcar coloreado.
CALAVERAS DE MAICENA Y LECHE CONDENSADA
Ingredientes:
- 1 yema de huevo
- 125 gramos de mantequilla
- 350 gramos de Maizena
- 200 gramos de leche condensada
- 2 cucharadas soperas colmadas de azúcar glass (opcional)
Para decorar:
- un poco de royal icing en polvo (puede ser casero)
- colorantes alimentarios de colores en gel
La realización de la receta es muy sencilla. No hace falta batidora ni mezclar los ingredientes de uno en uno con un orden determinado. Yo me he ayudado en un primer momento de la espátula de silicona, que para mí es una de esas tres cosas que me llevaría a una isla desierta, y luego he terminado de mezclar y amasar con las manos. El resultado es una masa muy manejable y suave con un agradable olor a lácteo dulce que impregna toda la cocina cuando posteriormente se hornea. Como la receta contiene harina de maíz o maicena (Maizena) si el resto de ingredientes, el azúcar glass o la leche condensada, no contienen gluten es una receta apta para celiacos.
Con estas cantidades salen 14 galletas (no son pequeñas) y dos o tres bolitas.
Preparación:
1. En un bol poner la yema de huevo, la mantequilla a temperatura ambiente y la leche condensada. Para tomar "a cucharadas" prefiero la Original de La Lechera de Nestlé, entera y azucarada, pero para una receta así creo que vale cualquiera de marca blanca, total todas están buenas, aunque cada cual tendrá sus preferencias y habrá incluso quien utilice para sus postres leche condensada desnatada, que engorda casi lo mismo porque las calorías vienen de la cantidad de azúcar que lleva, o alguna otra variedad. Desconozco si esto influye en el resultado final de la receta y si salen igual de ricas.
2. Una vez mezclados estos ingredientes, añadir poco a poco la maicena tamizada y el azúcar e ir removiendo con la espátula o con cualquier otro utensilio. La receta del blog Kanela y Limón no lleva azúcar aunque lo recomienda. Yo he utilizado la cantidad indicada, dos cucharadas grandes, y creo que es una cantidad acertada.
3. Terminar de amasar bien la masa con las manos. A partir de este momento se puede dar forma de bolas aplastadas y marcadas con un tenedor, como encontrareis en la mayoría de recetas o bien se puede estirar la masa entre dos papeles de horno con la ayuda de un rodillo y refrigerarla para endurecerla y poder marcar mejor el dibujo de los cortadores. Nos podemos ayudar de un poco más de maicena para manejar la masa y que no se peguen los cortadores. La masa tiene que estar en su punto justo de temperatura, si está muy templada estará blanda y se desfigurará la forma del dibujo, si está muy dura y fría, el dibujo no se marcará bien.
4. Ir realizando las calaveras primero marcando y luego cortando. Disponer sobre papel vegetal de hornear o papel sulfurizado en una bandeja de horno, no muy juntas para que no se peguen las unas a las otras porque algo crecen. Es recomendable volver a refrigerar para mantener la forma del dibujo marcado.
5. Precalentar el horno a 160 grados y hornear 12-15 minutos. En concreto yo las dejé 14 y no se doraron ni quemaron.
6. Dejar enfriar las galletas sobre una rejilla y una vez frías, mejor al día siguiente, decorar a gusto. Yo usé un preparado en polvo de royal icing o glasa real que se mezcla con mantequilla y agua caliente. Lo dividí en pequeñas porciones y coloreé cada una con colorante en gel. Con un pincel fino fui pintando las cavidades de distintos colores.
Sé que decir esto es un tópico pero... están de muerte !!
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