No suelo comprar habitualmente quesitos en porciones si no es para cocinar esta rica tarta que hago al menos una vez al año, aunque está tan buena y le gusta tanto a mi hijo Pablo que ha habido años en los que la he hecho casi una vez al mes. Y es que los quesitos, que fueron parte de mi infancia, de las meriendas que me daba mi madre a media tarde antes de hacer los deberes cuando era pequeña o incluso de las que me llevaba para tomar en el recreo del cole a media mañana, no forman parte, ni ahora ni cuando eran más pequeños, de las meriendas que toman de mis hijos y por eso los quesitos son considerados en mi casa algo extraordinario para ellos. Siempre pienso que los niños ahora toman muchas guarrerías para merendar, mucha bollería industrial y muchos alimentos que nada tienen que ver con los que tomábamos "antes". Hasta la época en la que se puso de moda, entre los de mi generación, merendar los pastelitos de Bimbo o Panrico : la pantera rosa, el tigretón, el bony, el bollicao... (que ya existían algunos cuando yo nací aunque se popularizaron mucho despuésr gracias a la publicidad y a los cromos o pegatinas que regalaban) y antes de llegar a la etapa del "bocata" de mortadela, chope o chorizo, yo realmente lo que merendaba era pan con chocolate, algunas veces con nocilla, pan con foie gras, pan con mantequilla y azúcar, pan con aceite o pan con quesitos. Y en ocasiones iba el pan por un lado y el quesito por otro, porque me divertía hacerle un agujerito en una esquina, espachurrarlo y ver como salía el churrete de quesito. Qué tiempos !!
Los churretes que más veo ahora, sin embargo, no son los de quesitos sino que son todas esas manchas o gotas de mezclas que quedan por toda mi cocina cuando mis hijos se meten dentro a elaborar algo: unas tortitas americanas, un mug cake, un brownie o algún postre del cual se compra el preparado ya empaquetado, incluso las de huevo cuando me ayudan a rebozar. Los quesitos no hacen ahora sino evocar los sabores de mi infancia y recordarla con cierta nostalgia. Qué diferentes eran antes las tardes de los niños (normal por otra parte que esto sea así), llegar del cole, lavarse las manos, merendar, a veces algo de tele, hacer los deberes o estudiar, decirle la lección a tu madre... y con buen tiempo salir a la calle a jugar. Así eran las mías y supongo que diferentes de las de otros. No tenía extraescolares, aunque sí actividades varias los fines de semana, ni clases de apoyo, ni Play Station ni teléfono móvil con los que distraerme, y ahora que tienen de todo, que ocupan la tarde al completo entre unas cosas y otras, me pregunto: ¿ pero por qué quieren estar también en mi cocina enredando ?
Ya he hablado en varias ocasiones de lo que es meterse en la cocina con los niños. Es una experiencia divertida, muy divertida, por lo menos en mi casa donde nos lo pasamos bomba y aunque reniego siempre y hago que no quiero delante de ellos, en el fondo me gusta tenerlos ahí. Al final todos, quiero decir mis hijos y yo, jugamos, disfrutamos, cocinamos como el mejor equipo del mejor restaurante dirigido por el mejor de los chefs, que en este caso soy yo porque me atribuyo el puesto. Este lunes pasado fue el cumpleaños de uno de mis pinches y como ya era una cifra importante, doce años ni más ni menos, pensé en regalarle algo especial: "Pablo, hoy te he ascendido a Jefe de Repostería y voy a enseñarte a preparar tu tarta favorita".
TARTA DE QUESITOS:
Ingredientes:
- 8 quesitos de cualquier marca: El Caserío, La Vaca Que Ríe... (Caja de quesitos en porciones)
- 3 huevos grandes
- 200 ml. de nata líquida para cocinar
- 125 ml. (medio vaso) de leche (a gusto semidesnatada, entera...)
- 110 gr. de harina de trigo
- 120 gr. de azúcar blanco
- dos/tres cucharaditas de aroma o esencia de vainilla (opcional)
1. En un bol grande se disponen los quesitos partidos. Es conveniente que se saquen de la nevera con antelación para que estén más blanditos, se puedan trocear y puedan batirse mejor. Hay que asegurarse cuando se bata la mezcla una vez echados todos los ingredientes en el bol, de que no quede ningún trocito de queso entero porque después en el horno no se deshace y estos se notarán finalmente en la tarta.
2. A continuación se echan los demás ingredientes, menos la vainilla que la dejaremos para el final. No requieren ningún orden específico. Se incorporan los tres huevos enteros, el azúcar, la harina (suelo tamizarla para que no se hagan grumos aunque no es necesario si se bate bien), el bote o brik de nata líquida (yo uso la nata para cocinar ligera, es decir la que tiene un 18 % de materia grasa y no la nata para montar que tiene un 33 %, de cualquier marca, La Asturiana me gusta al igual que su mantequilla pero empleo la que tenga en ese momento), y el medio vaso de leche. Se bate todo bien batido, asegurarse como he dicho que no quede ningún trozo de queso porque luego se nota en la textura y en el color que no se ha deshecho.
3. Para finalizar se añade a la mezcla dos o tres cucharaditas pequeñas de aroma o extracto de vainilla, o unas gotas de esencia, esto va a gustos, y se remueve con la espátula para integrar.
4. Se engrasa con mantequilla una fuente o molde y se espolvorea un poco de harina. Yo utilizo una fuente no muy grande para que quede alta, una pyrex de cristal redonda de 19 x 8 cm. Si se hace en una fuente mas grande y queda más bajita realmente queda también más seca porque tiene su propia costra que se endurece un poco y lo del centro que es más blandito sería de un grosor finito con lo que tendría poco grosor cremoso.
5. Se echa la mezcla batida en la fuente engrasada y se introduce en el horno precalentado, a 180 grados unos 50 minutos. Se infla y sube bastante, parece que se rompe por los lados, pero luego baja. Si se pone muy oscura por arriba se puede sacar un poquito antes o bajar la temperatura o poner por encima un papel de aluminio. Yo pongo el horno en la posición arriba y abajo y sale perfecta con estos grados y este tiempo, pero se puede hacer también a 170 grados y dejarla unos minutos más. Esto siempre va a depender de como nos guste o de como sea el horno. En general no tiene mucho misterio, ya que no es un bizcocho en el que haya que airear la masa ni nada por el estilo, suele quedar bien, yo le tengo cogido el punto haciéndola así y son muchos años ya. También se puede hacer en maquinas o robots tipo La Cocinera, Fussioncook o similar y supongo que más o menos a la misma temperatura y tiempo, de hecho esta receta me la dio una amiga que tenía el robot de La Cocinera. Queda como con una consistencia de flan más compacto, denso y firme, más duro y gomoso, con el exterior un poco seco, no sé si me explico, si no lo he expresado bien probad a hacerla y lo comprobaréis.
6. Dejar finalmente templar un poco para desmoldar y servir fría o templada, solo o acompañada. Recién hecha nos encanta en mi casa pues la textura es más blandita y suave.
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